Aquí la crónica de Luciana Saraceno:
Nacho Levy, partícipe de la garganta poderosa, vino al colegio para contarnos algunas anécdotas de la villa. Algunes entraron al aula 400 sin saber de que era esta charla y otres entraron sabiendo poco. lo que sí: todes salimos con ganas de hacer cosas y trabajar en conjunto. Nacho Levy se sentó en la mesa con un micrófono y al lado, sobre la mesa, dos botellas de agua. ambas cosas fueron innecesarias. a pesar de que nacho uso el micrófono no le hacia falta. el micrófono parecía un artefacto inútil cuando habla alguien que quiere y está contento de poder hablar. tenía el cuello rojo y se le salían las venas para afuera cuando hablaba de su ahijado, cuando hablaba de sus amigos de la garganta. cuando contaba de su vecino, y como posibilitó la redacción de la garganta. cuando cada tanto, incluso mientras contaba una historia de terror (pero que es una realidad), nos hacía reír, capaz contando un chiste de nuestra ministra de seguridad, que nunca se sabe si es mejor reír o llorar. Nacho Levy género en el estudiantado silencio y respeto. Capaz era la pasión y la simplicidad con la que contaba sus anécdotas, las que hacían posible escuchar.
Cuando se acabó la charla, le preguntamos que podíamos hacer, como podíamos ayudar, porque él no vino para dar pena, vino para hacernos hacer. Así que, próximamente se viene visita a la asamblea de un barrio.